retazos de Tormenta

Hoy iba a escribir de la mierda que es el cáncer, de lo doloroso que es sentir que no sé lo que va a pasar con mi padre, de si hay esperanza, de si tanto sufrimiento merece la pena, de lo asquerosos que son los hospitales, de lo agotadora que es toda esta lucha, de lo horrible que es el no saber…pero todo eso ya lo sabéis, la mayoría habéis tenido algún caso cercano e incluso familiares directos…y además no se le pude patear la cabeza al puto cáncer, darle un tiro en la sien, aporrearlo hasta desangrarlo o meterle una granada en las entrañas que lo haga explotar y desaparecer y nos deje en paz de una puñetera vez, así que desecho el pensamiento…no me ayuda, no me hace sentirme mejor, necesito otra cosa…

Iba a leer, luego iba a escribir, pensé en dibujar, iba a….Pero me recuesto en el chaise longue y pongo la música, Mi Música…me aseguro de no poder escuchar nada más, que esté bien alta y todo comienza casi por casualidad, me pongo la música, elegida, consabida, familiar  y, sencillamente, no hago nada… siento cada nota, cada frase, no pienso en nada…sólo llevo el ritmo con los dedos sobre mi pierna…es agradable porque llevo unos pantalones anchos y suaves al tacto, de esos sobre los que mola deslizar los dedos. Tamborileo mis dedos sobre ellos y llevo el ritmo, simple, no hay más.

Y es agradable…, móvil en silencio, tele apagada, sentir que casi no existo, que desaparezco del mundo, que nadie puede saber ni donde estoy ni lo que hago…sentir que me disuelvo como un azucarillo tras el piano de Einaudi o el violín de Malikian, que me rompo con las tristezas de Hansard, que floto gracias a Satie, que me acaricia la voz aterciopelada de Ottis o que me contagia Bach con su energía.

Y es agradable como unos ¿simples? sonidos pueden reconfortarte, recomponerte, hacerte sentir mejor, calmarte, viajar..
Dicen que han teletransportado una partícula no sé cuantos kilómetros, que si incluso ha viajado en el tiempo?WTF??!!…bla, bla, bla,

No. Yo tengo algo mejor. Tengo una máquina del tiempo.

Y de repente escucho a los Rage y tengo 19 años y estoy metiendo saltos en el SubPop como una posesa, gritando a todo pulmón, cuando pensaba que haría cosas grandes y que podría cambiar el mundo y suena la Callas y estoy oliendo el carboncillo, con los dedos manchados de gris porque siempre me ha relajado la ópera para dibujar, suenan los Planetas y estoy en la taberna tomando calimocho y brindando con mis amigas de toda la vida; luego se oyen los acordes del blues de Ali Farka Touré y estoy hace unos días en mi sofá, con alguno de mis grandes amigos, de conversación, de esas eternas y relajadas, taaan agradables, sintiendo su cercanía.
Y entonces llega «Sol de invierno» de  Extremoduro y siento que me hace un guiño el corazón, como la primera vez que Jose me sonrió.

Y es agradable. Es una máquina del tiempo de puta madre, que me trae olores y sabores.. lugares, conversaciones, personas, miles de risas, lágrimas, besos, conciertos, abrazos y miles y miles de momentos plenos y ya no estoy aquí, estoy donde la canción me lleva y olvido mi cuerpo y el dolor e incluso, de repente, me sorprendo levantada, de golpe, bailando y llorando a la vez de emoción, como una loca, con el corazón lleno, a punto de estallar, y no hay más y no existe nada más en ese preciso instante.

Y no hay enfermedad, ni tristezas, y no hay desasosiego ni prisas y mi mente y mi corazón respiran porque tenía un nudo en la garganta que no me dejaba respirar, un dolor hondo, paralizante, que ahora, tras este soplo de vida,  tras respirar emoción pura ,ya no existe.

Y es agradable sentir, que aunque sea por un espacio de tiempo que pueden ser minutos o incluso horas de vacío, no soy nada, no tengo que hacer nada, sólo sentir que siento, sólo sentir que existo y que soy grande.

Y es agradable, porque con mientras suena: «Heroes» de Bowie pienso que bien es cierto que podemos ser héroes, aunque sólo sea por unos instantes.